EL REFLEJO DORADO

«Algunas veces, al pasar por delante, me he vuelto para mirarlos de nuevo una y otra vez; pues bien, a medida que la visión particular va dando paso a la visión lateral, la superficie del papel dorado se pone a emitir una suave y misteriosa irradiación.

No es un centelleo rápido sino más bien una luz intermitente y nítida, algo así como la de un gigante cuya faz cambiara de color.

A veces, el polvo de oro que hasta entonces sólo tenía un reflejo atenuado, como adormecido, justo cuando pasas a su lado se ilumina súbitamente como una llamarada y te preguntas, atónito, cómo se ha podido condensar tanta luz en un lugar tan oscuro»

El elogio de la sombra Junichirô Tanizaki (pág.53)